Los betabloqueantes en edad pediátrica, junto a la restricción de ejercicio físico, son aconsejados generalmente, sobre todo en niños que presentan dilatación aórtica, aunque la evidencia científica disponible en edad pediátrica es escasa y controvertida. En un estudio realizado en 63 niños (J Pediatr. 2007;150:77-82.) el score Z aórtico no fue diferente en el seguimiento de los que fueron tratados con betabloqueantes y de los que no lo fueron. En otro estudio, retrospectivo, llevado a cabo en 77 niños (Am J Cardiol. 2007;99:406-9), se observó un beneficio asociado al betabloqueante al limitar el crecimiento de la raíz aórtica aórtica.

La frecuencia cardiaca en niños dentro de la población general es superior a la de adolescentes o adultos. En aquellos de menos de 5 años, la frecuencia cardiaca durante esfuerzos moderados debe estar por debajo de 110 latidos por minuto, y los mayores de 5 años por debajo de 100 latidos por minuto, siempre teniendo en cuenta que estos fármacos producen disminución de la presión arterial, por lo que la dosis debe ser establecida por su médico.

En niños con asma los betabloqueantes pueden desencadenar y/o agravar los síntomas. En estos casos se puede considerar como alternativa el uso de antagonistas de los canales del calcio.

En cuanto al principio activo a elegir, es frecuente el uso de propranolol en edades más tempranas, ya que está disponible en presentación líquida o suspensión, aunque el atenolol es el más usado, si bien el médico es el que individualizará en cada caso.

En cuanto al uso de losartan en estas edades, la evidencia actual es escasa, pero parece que podría ser beneficioso, sobre todo en aquellos niños en los que hay dilatación o rápido crecimiento de la aorta  (N Engl J Med 2008;358:2787-95). No obstante, el estudio “Losartan vs. atenolol”, que incluye población desde los 6 meses de edad, aportará información sobre su indicación en los niños (Am Heart J. 2007 Oct;154(4):624-31).